¡Alguien tire un salvavidas! 🛟
- desdelaraiz24
- Jul 8, 2024
- 3 min read
Durante años me sentí como si estuviera bajo agua, luchando contra olas de ansiedad, tristezas, confusión y desesperación. Aunque frente a la gente todo iba perfecto, para mí cada día parecía más difícil que el anterior, y aunque trataba de mantener la cabeza fuera del agua, me estaba ahogando en mis pensamientos y preocupaciones. Un día, después de una noche particularmente mala, me encontré buscando en internet soluciones a mi situación y pensé, "¡alguien por favor tire un salvavidas!"
Recuerdo el momento exacto en que decidí buscar ayuda profesional. Estaba sentada en mi cuarto, en total silencio, pero sintiendo un desorden interno inmenso. Me sentía como un personaje secundario en una película de terror, esperando a que el villano me encontrara. Después de un maratón de búsqueda en Google que incluyó términos tales como: "métodos para dejar de preocuparse", "¿será que necesito un exorcismo?" y “¿cuánto aceite ungido necesito?”, encontré una recomendación sobre la consejería y la ayuda profesional. Al principio, dudé, para nada estaba convencida. Siempre había pensado que podía manejar las cosas por mi cuenta, pero luego pensé, "si los superhéroes tienen aliados, ¿por qué no podría tener yo una consejera?"
Comencé mi segunda investigación, pero ahora un poco más refinada. Pasé de “cómo puedo resolver tal cosa sin ayuda de otro” a filtrar la búsqueda por “consejeros cristianos” y ¿saben qué? NO ENCONTRÉ NADA. Entonces comencé a preguntarle a algunas amigas y ellas me enviaron el número de sus respectivas psicólogas y/o algunas sugerencias que habían encontrado en internet y ¿saben que? NADIE tenía espacio o no estaban aceptando pacientes nuevos. A este punto tuve el atrevimiento de concluir que, según un estudio realizado por mí misma, Dios no quería que buscara ayuda porque yo podía hacerlo sola. No obstante, y luego de varios intentos fallidos, una amiga de mi amiga me provee el número de la Dra. Dávila y resignada a que tampoco tuviera espacio, escribí un mensaje y para mi sorpresa su respuesta fue “¿Para cuándo desea la cita?” 😳

Para no hacer esta historia tan larga, la primera sesión con mi consejera fue un paso gigantesco hacia mi recuperación. Cuando iba de camino, pensé en regresar a mi casa y aunque estaba nerviosa, incrédula y esquiva, su calidez, comprensión y compromiso me hicieron sentir tranquila inmediatamente. Me sentí como si hubiera encontrado a mi propio Yoda, Gandalf, Dumbledore o Rafiki emocional. Hablamos sobre mis preocupaciones y mis enredos, y ella me ofreció perspectivas y herramientas que nunca había considerado. Poco a poco, empecé a sentir que tenía más control sobre mi vida, que no estaba simplemente a merced de mis emociones. ¡Era como si hubiera descubierto superpoderes que nunca supe que tenía!
Desde que decidí buscar ayuda profesional, he comprendido profundamente el significado del versículo de Proverbios que dice: "En la multitud de consejeros está la victoria". Cada sesión con Lis me ha revelado la importancia de contar con múltiples perspectivas y apoyo en los momentos difíciles. Lejos de ser una muestra de debilidad, ha sido una fuente de fortaleza. Cada consejo, cada palabra, cada verdad (a veces sin anestesia) y cada nueva herramienta que he aprendido me han guiado hacia un camino del que aun falta mucho por recorrer, pero que evidentemente me ha conducido al crecimiento personal y espiritual. Porque es necesario entender que los verdaderos procesos de cambio surgen desde la raíz y eso es lo que más duele, pero créeme es necesario.
Amiga, buscar ayuda con mi consejera ha sido uno de los mejores regalos que me he dado a mí misma. Su ayuda me ha permitido no solo sobrevivir, sino también vivir. Ahora, cuando miro hacia atrás, sé que ese momento de vulnerabilidad y decisión fue el inicio de mi verdadero camino hacia la sanidad integral. Estoy convencida de que llegar a la oficina de Lismary es parte del plan de Dios para cumplir su propósito en mi vida. Me he dado cuenta de que no hay vergüenza en necesitar un salvavidas; todos en algún momento podemos encontrarnos en aguas turbulentas, sin excepción. Y quién sabe, tal vez un día yo también pueda lanzar un salvavidas a alguien que lo necesite. 😉
Hablamos luego y mientras haces una búsqueda para comenzar a recibir ayuda profesional, voy a prepararme un café ☕️
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