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Si se altera el diseño, se cambia el propósito

¿Alguna vez has intentado montar un mueble de IKEA de esos que vienen con instrucciones, pero decidiste ignorarlas porque "tú sabes mejor"? Solo para darte cuenta, una hora después, que el tornillo más importante estaba en la pieza que ya montaste. Algo parecido sucede con nuestra vida cuando intentamos "rediseñar" el propósito que Dios ya trazó para nosotros.

La Biblia lo dice sin “paños tibios” en Proverbios 19:3 (PDT): "La gente arruina su vida por su propia necedad y luego se enoja con el Señor." ¡Y qué cierto es! Nos complicamos la existencia tomando atajos, ignorando consejos sabios, o dejando que nuestras emociones dicten cada paso... y cuando las cosas salen mal, miramos al cielo y decimos: "Señor, ¿por qué me pasa esto a mí?" Este versículo nos confronta con una realidad dolorosa: en nuestra insensatez, tomamos decisiones que distorsionan el diseño de Dios para nuestras vidas y, cuando enfrentamos las consecuencias, culpamos a quien ya nos dio el plan perfecto.


Como si el versículo tres no fuera suficientemente específico, más adelante en ese mismo capítulo (v.21-NTV) nos deja claro que podemos hacer todos los planes que queramos, pero el propósito de Señor prevalecerá. ¿Qué nos recuerda esto? Que, aunque intentemos colocar una pieza cuadrada en un espacio redondo, al final el diseño original siempre será el mejor. No porque Dios sea un diseñador egocéntrico, sino porque Él sabe qué es lo mejor para nosotros. Spoiler alert: ¡Él no necesita repasar el manual, porque Él lo escribió!


Cuando entendemos esto, nos damos cuenta de que la verdadera libertad no está en hacer las cosas "a nuestra manera", sino en alinearnos con el diseño de Dios. Porque, seamos sinceras, no importa cuántos "planes B" intentemos, el propósito de Dios siempre será el plan A. Y créeme, vale la pena seguirlo.


Que fácil se lee, ¿verdad? Pero ya que estamos entre amigas y en confianza, te confieso algo: a mí no me ha resultado tan sencillo. Me ha costado tiempo, lágrimas, dinero y un proceso voluntario para empezar a entenderlo. Mi consejera, Lis suele recordarme algo básico: Dios no coarta nuestra libertad. Y ¡cuán real es esto! Aunque ya hay un diseño perfecto y un plan trazado, Él nos da la opción de decidir si queremos seguirlo o no. Eso sí, cada decisión trae consigo consecuencias, y nos toca a nosotras trabajar con ellas.


Es como si Dios dijera: "Aquí tienes la ruta, pero si decides tomar un desvío, no esperes que el camino sea más fácil y que no traiga consecuencias." Y a veces, ahí estoy yo, con mi “magnifico” GPS interno, tomando atajos que solo alteran el diseño y cambian el propósito. Sin embargo, cada paso equivocado también me enseña algo: el diseño de Dios siempre será el más seguro, aunque a veces cueste rendirnos a él. Me hubiese gustado entenderlo antes.

Hablando de Lis, mi consejera, les dejo algunas palabras que suele decirme en consejería. Nota aclaratoria: es posible que te sientas confrontada. Siéntete libre de decir “ouch”.


  1. El que quiere tomar atajos en su proceso, no conoce a Dios.

  2. Sanar y alinearnos con el diseño de Dios no es magia. Dios sana, pero también es un Dios de orden y procesos.

  3. Trabajar una relación con Dios requiere buscarlo en privado.

  4. El proceso de relacionarte con Dios no necesita validación. Si necesitas que lo aprueben, aun te queda mucho por trabajar.

  5. Si hay alguna duda en el proceso, busca ayuda en alguien que tenga frutos.

  6. Una relación con Dios te lleva a hacer lo correcto por amor, no por miedo. De lo contrario, estarías sirviendo al miedo y no a Dios.

  7. Dios no te pide que opines, te pide que obedezcas.

  8. Dios perdona, pero las consecuencias de alejarnos de su diseño son nuestras y nos toca a nosotras trabajarlas.

  9. Nuestro deseo no puede ir por encima del pacto que hicimos con Dios.

  10. Cuando buscas justificación para tus faltas estas cediendo a la prueba.

  11. Las dificultades están hechas para que las trasciendas.


Amiga, no te sientas mal por todo lo escrito. Si bien es cierto que todos nos hemos desviado en algún momento del diseño perfecto de Dios, Su amor siempre nos llama de vuelta. Una y otra vez nos da la oportunidad de regresar al plan original, al propósito para el cual fuimos creados. Sin embargo, esto requiere de nosotros algo esencial: escuchar el consejo sabio y aceptar la disciplina (v.20).


Tenemos que ver la disciplina como algo que trae mayores recompensas y no mayores dificultades, tanto en el ámbito espiritual como en la vida en general. Te seré honesta, en un inicio la disciplina es incómoda, dolorosa, y difícil de aceptar, pero ser disciplinados forma el carácter, fortalece la fe y nos alinea al diseño original para no cambiar el propósito. (Ver Hebreos 12:11)


A Dios le agrada que seamos leales y sinceros, porque estas cualidades reflejan una vida alineada con Su diseño. Como dice la biblia, respetar al Señor conduce a la vida, una vida que no solo nos llena a nosotros, sino que también bendice a quienes nos rodean.


Antes de irme, me gustaría que entendieras que el diseño de Dios para nuestras vidas se fundamenta en Su amor, Su propósito eterno y Su voluntad perfecta para nosotros como Su creación. Esto incluye:


  1. Ser creados a Su imagen: Fuimos diseñados para reflejar Su carácter y glorificarle. (Génesis 1:27).

  2. Vivir en comunión con Él: Dios nos creó para tener una relación íntima y continua con Él (Juan 15:5).

  3. Cumplir con un propósito específico: Cada persona tiene un propósito diseñado por Dios, que incluye buenas obras y una vida que le glorifique. (Efesios 2:10)

  4. Amar a Dios y a los demás: Nuestro diseño incluye amar a Dios con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (Mateo 22:37-39).

  5. Ser transformados a la imagen de Cristo: a través de nuestra relación con Cristo, somos transformados para ser más como Él. (Romanos 8:29)

  6. Experimentar vida plena y eterna: Dios desea que vivamos una vida abundante, no necesariamente libre de problemas, pero llena de propósito y esperanza. (Juan 10:10)

  7. Vivir bajo Su voluntad y autoridad: Nuestro diseño incluye someternos a Su voluntad, porque Sus planes son perfectos. (Jeremías 29:11)

  8. Ser luz y sal en el mundo: Fuimos diseñados para reflejar el reino de Dios. (Mateo 5:13-16)


El diseño de Dios para nuestras vidas es vivir en relación con Él, reflejar Su carácter, cumplir con Su propósito, y vivir una vida abundante y significativa en obediencia a Su voluntad. Siempre hay un llamado a regresar a ese diseño cuando nos desviamos, porque Su amor nos persigue constantemente.


Al final, todo se reduce a algo simple pero profundo: Dios nos ama, y en respuesta, nos llama a obedecerle. Lo que hacemos y decimos debe ser un reflejo de cómo vivimos, porque en ese reflejo mostramos Su diseño en nosotros.


Es simple: El que ama, obedece. Si, a mí también me dolió.


Gracias por acompañarme en esta conversación, amiga. Voy a hacerme un café. ☕

 

 

 
 
 

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